El fiscal auxiliar, Pablo Fermento, pidió la pena máxima para todos los imputados en la causa Triple A de Bahía Blanca, así como una serie de pedidos protocolares con carácter de reparación simbólica por lo que, en un extenso y fundamentado alegato, consideró que fueron delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio.
En conversacion con Juan Ignacio Guarino al aire de El Ágora en Radio Nacional, el funcionario de la Fiscalía de DDHH de Bahía Blanca fundamentó el alegato y repasó los puntos claves de la causa por delitos de lesa humanidad.
“Fueron 5 jornadas en las que analizamos la actuación de una organización que se conoció como la Triple A en el país y puntualmente en Bahía Blanca, donde cometió 24 asesinatos entre septiembre del año ’74 y diciembre del ’75”.
“Los fundamentos de la pena están dados en la acreditación de los hechos. Pudimos recabar los testimonios de 50, 60 testigos que fueron coincidentes y concordantes en este tramo de la historia de Bahía Blanca, en la que practicamente la ciudad fue apropiada y estuvo bajo el control del grupo paraestatal que operaba bajo la estructura del Estado… vinculado e inserto con el destacamento de Inteligencia, la unidad militar de inteligencia de la ciudad, los organismos de inteligencia de la ciudad y las fuerzas policiales “.
“Pudimos reconstruir como fue el ámbito de persecución y disciplinamiento tanto en la Universidad del Sur como en la Tecnológica” explica Fermento y agrega que eso también sucedió “en la masa obrera de la época, la construcción de la Petroquímica y el ámbito de la UOCRA, en el ámbito religioso”.
“Todos los nucleamientos sociales sufrieron un programa de intimidación, persecución y asesinato por parte de este grupo” explica.
El caso de Raúl Aceituno
“En el caso de Aceituno, el único de los imputados acusado como autor de homicidio, pudimos reconstruir no sólo su participación en la organización criminal a través de documentación de inteligencia y de numerosos testimonios, sino también su participación directa en la ejecución del hecho”.
“Hay que recordar que Cilleruelo fue asesinado dentro de los pasillos del edificio de Av. Alem de la Universidad Nacional del Sur, y para ese momento los asesinos, ese grupo paraestatal, ya formaban parte de la Universidad. Habían sido contratatado como custodio del rector Remus Tetu, que era uno de los jefes de la organización criminal”.
“Para la realización de este hecho partieron del rectorado de la Universidad en el vehículo del rector, Ford Falcon, con chapa oficial de la Universidad, hasta el predio de la Universidad en Av. Alem donde se estaba desarrollando un día de inscripción en las materias y había decenas de estudiantes circulando en los pasillos”.
“En cuestión de minutos ingresaron, localizaron al blanco del ataque, David Cilleruelo, le dieron un disparo de arma de fuego en la espalda y se retiraron por el mismo camino que vinieron en el mismo vehículo de nuevo al rectorado. Lo pudimos acreditar por testigos presenciales y concluir que uno de los ejecutores fue Raúl Aceituino, junto con otras dos personas que están identificado y que fallecieron”.
¿Por qué “asociación ilícita”?
“La organización criminal tenía una serie de delitos como propósitos, todos destinados a la misma tarea de intimidación” comenzó explicando el funcionario judicial y agregó que “el único homicidio que se cometió en frente de testigos a plena luz del día en un lugar ampliamente concurrido fue el de Cilleruelo”.
“El resto de los homicidios tuvieron la característica patente que eran los asesinatos nocturnos, invocando pertenencia a la policía, previo secuestro de los domicilios o del espacio público… el acribillamiento y el abandono de los cadáveres junto a caminos retirados de la ciudad”.
“Ése tipo de patrón dificulta determinar quienes fueron los intervinientes directos, pero pudimos acreditar que al menos en 4 o 5 de los casos pudo comprobarse la participación de otros integrantes del mismo grupo”.
“La asociación ilícita pertenece el hecho de pertenecer a una organización destinada a cometer delitos penales, en el caso del homicidio hay que determinar una relación causal de la conducta acreditada a la persona, con el resultado de la muerte”.
Triple A: el prolegómeno del genocidio
Fermento explica que la Triple A desarrolló “la realización de tareas previas para después poder desarrollar una tarea de aniquilamiento sistemático como fue la dictadura”.
“Para llegar a la lógica de lo que fueron los campos de concentración (…) era necesario una serie de consignas como son, aterrorizar y neutralizar a la población, naturalizar la muerte, crear una imagen de desorganización social… hay que recordar que los asesinatos de la Triple A eran planteados como algo ajeno al Estado y como una situación de desorganización social frente a la cual el Estado tenía que actuar”.
Se trataba de “generar un escenario de aparente desorganización cuando era el Estado el que lo estaba llevando adelante” así como “el quiebre de los grupos sociales” y de las “relaciones de cooperación y solidaridad” para generar los “compartamientos que iban a permitir la práctica de la delación, del señalamiento” etc…