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jueves, marzo 28, 2024

A un mes para el cierre de listas, ¿cómo se preparan oficialismo y oposición?

El próximo 24 de julio se conocerán las candidaturas que van a participar de las primarias de cara a las elecciones legislativas. Hasta entonces, los dos frentes que se disputan la primacía , el oficialismo del Frente de Todos y el principal bloque opositor representado en Juntos por el Cambio, vivirán horas intensas mientras se decide el acomodo de las fichas.

Ese mismo día dará comienzo la campaña electoral, que incluso en tiempos de pandemia se adelantó unos meses y ya está, en la práctica, en plena vigencia, a juzgar por las reciente declaraciones y los actos y recorridas de oficialistas y opositores.

Cabe recordar que el Congreso decidió por unanimidad postergar cinco semanas la fecha de las PASO y de las elecciones generales, como medida sanitaria por única vez para minimizar los riesgos de contagio en pandemia. Así, las primarias finalmente se celebrarán el 12 de septiembre, mientras que la fecha de la vuelta única para elegir diputados en todo el país y senadores en ocho provincias será el 14 de noviembre.

Juntos por el Cambio y el desfile de nombres

Los focos, naturalmente, están puestos en la provincia de Buenos Aires, donde votan cuatro de cada diez argentinos y se disputan las batallas políticas más interesantes para los titulares.

Las ambiciones presidenciales de María Eugenia Vidal, que le desaconsejan volver a arriesgar el crédito que le queda en un territorio que ya le dio la espalda hace menos de dos años, desordenaron la interna de Juntos por el Cambio.

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Anoche, por segunda semana consecutiva, decidieron reunirse para tratar resolver las diferencias o al menos maquillarlas.

Se prometieron intentar una lista de unidad pero se conforman con acordar una primaria de baja intensidad.

Los nombres: Jorge Macri, Diego Santilli, Elisa Carrió, el neurólogo Facundo Manes, Emilio Monzó, el libertario José Luis Espert, Margarita Stolbizer, El Dipy, Oscar Ruggeri.

Demasiados nombres, demasiado en juego y demasiado ego para acomodar en pocos lugares.

Mucho en juego también allí para Horacio Rodríguez Larreta, que somete su proyecto presidencial a un test anticipado. Varias circunstancias lo obligaron a mover sus piezas, y todas giran en torno al mismo problema: Mauricio Macri.

El Jefe de gobierno porteño cree que en esta elección empieza a dar forma a su propio gobierno, porque el 10 de diciembre de 2023 la mitad de la cámara de diputados y un tercio del senado estarán ocupados por los legisladores que se elijan este año.

La presión del expresidente de llenar las listas de figuras ultraideologizadas o exfuncionarios implicados en causas complejas por corrupción o espionaje no es compatible con los planes de Larreta, que se imagina acordando con un sector del peronismo para garantizar cierta gobernabilidad.

Tampoco le gustaría tener que arrastrar en su boleta presidencial el apellido Macri, aunque el nombre sea otro.

Los candidatos del Frente de Todos

El oficialismo, en tanto, acomodará sus fichas puertas adentro y presentará listas de unidad en la provincia de Buenos Aires, así como en la enorme mayoría del país.

Las especulaciones sobre candidaturas están a la orden del día. La decisión final se tomará entre la Casa Rosada, la gobernación y el Instituto Patria, en interconsulta permanente con Tigre, atendiendo a varios factores: el equilibrio interno del Frente de Todos, la decisión de renovar o no gabinetes (Nación y PBA), la destreza de los candidatos para desenvolverse en medios de comunicación opositores, lo que digan las encuestas y el veto cruzado, tácito pero palpable, que se reservan para sí los socios principales de la coalición.

En principio, el primer lugar estará reservado para una mujer y entre los cinco primeros estarán representados Alberto Fernández, Axel Kicillof, La Cámpora, el massismo y los intendentes.

Independientemente de los nombres, lo que se pondrá en juego es la evaluación que haga la sociedad del gobierno y, especialmente en esta ocasión, de lo que hizo el gobierno respecto de la pandemia.

En la Casa Rosada confían que para noviembre la enorme mayoría de la población estará inmunizada y lo peor ya habrá quedado atrás, tanto en términos sanitarios como económicos.

Unidad, vacunas y bolsillo” es el mantra que repiten en el Frente de Todos cuando se consulta sobre la estrategia electoral.

Lo primero está consolidado, lo segundo parece en buen camino, sobre lo último cuelga un enorme interrogante. Fernández parece dispuesto a utilizar todas las herramientas que tiene para acelerar una recuperación del poder adquisitivo.

El problema, en todo caso, de acuerdo a los antecedentes inmediatos, es que esas herramientas, en esta democracia raquítica, pueden resultar insuficientes.

En el marco de una elección tan polarizada, resultará clave la performance de otras fuerzas, que con poco pueden disputar algunas bancas y torcer el resultado.

Es posible que el fuerte espaldarazo que recibe por estos días Florencio Randazzo de parte de los medios se diluya antes de noviembre; le pasó hace cuatro años. Su caudal electoral es dudoso: en 2017, con el sello del Partido Justicialista, el apoyo político y territorial del Movimiento Evita, algo de inercia de su buena gestión, un armado con varios intendentes, el peronismo en el llano, sin caja y dividido, apenas arañó el cinco por ciento de los votos. ¿Cuánto más puede acumular ahora desde los márgenes?

Esa ni siquiera es la pregunta que más inquieta a sus sponsors, encuestas en mano. Están más preocupados porque su candidatura, al parecer, le resta más votos a la oposición que al oficialismo.

Distintos referentes de la ultraderecha (no son liberales sino conservadores que no quieren pagar impuestos, según una acertada definición que se viralizó en redes sociales) debaten por estas horas entre sumarse a Espert en la interna populosa de Juntos por el Cambio o mantener la intransigencia, presentando boleta propia.

Varios de ellos recibieron llamadas personales de Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, invitándolos a sumarse a su espacio.

Por su parte, el trotkista Frente de Izquierda y los Trabajadores imagina que la crisis social y económica puede traccionar para ellos votos que se le caigan al gobierno de gente desencantada con la gestión. También

probarán suerte en las PASO otras expresiones. Por caso, el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, que denuncia haber sido proscripto en la interna por la conducción del PJ, podrá poner a prueba finalmente su caudal electoral.

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