El dólar acumuló siete subas consecutivas y un 9% de aumento, rompiendo con la estabilidad cambiaria de la que venía jactándose el Gobierno y poniendo duda la continuidad del esquema de Luis Caputo, quien optó por manifestar que “la suba no es relevante” pese a que equivale a unos tres meses de bicicleta financiera.
Se despierta el dólar blue y enciende alarmas
El dólar blue ya lleva subas consecutivas y al cierre de la última jornada llegó a 1165 pesos, lo que representa un incremento de 40 pesos en el día y 60 pesos en los dos primeros días de la semana.
Se trata del valor más alto en un mes y medio, alcanzando precios equivalentes al 4 de noviembre, cuando cerró en 1170 pesos. De esta forma, la brecha entre el blue y el dólar mayorista sigue en aumento, ubicándose por encima del 10% por segundo día consecutivo, y alcanzando incluso el 14,1%.
Por otro lado, los dólares financieros también experimentaron subas. El dólar MEP, que tocó piso el 9 de diciembre en 1.049 pesos, subió un 9,14% a 1.145 pesos. El dólar CCL, que tocó piso el 12 de diciembre en 1.066 pesos, subió un 7,93% a 1.151 pesos.
La suba de los dólares en las últimas dos jornadas deshizo la ganancia acumulada en tres meses de “carry trade”. Es que si se comparan los aumentos con la tasa mensual capitalizable de 2,9% de las Lecap cortas (o de 2,63% en la última licitación), la situación es ampliamente desfavorable para quienes apuestan a la bicicleta financiera.
La situación encendió las alarmas en el equipo económico del gobierno, ya que pone en duda la continuidad del esquema que venía imperando en el mercado desde agosto y que fueron la base con la que el Banco Central sostuvo su saldo comprador.
Además, la brecha entre el dólar oficial y los financieros suele ser una estampa de las presiones devaluarías, lo que podría traducirse en una aceleración de la inflación, uno de los pocos datos de la economía que el gobierno de Javier Milei puede festejar en medio de la recesión.
En este contexto, el Banco Central (encabezado por Santiago Bausili) resolvió intervenir en el mercado para evitar que continúe ampliándose la brecha. De lo contrario, el oficialismo se expone a una aceleración de la salida de capitales que quieran consolidar la renta del carry trade que acumularon en la segunda mitad del año.
La otra posibilidad es dar marcha atrás con la decisión del organismo de reducir la tasa de referencia del pasado 5 de diciembre, momento bisagra en el cambio de tendencia de los dólares paralelos.
Cabe recordar que, en aquella oportunidad, la tasa bajó del 35% al 32% con el objetivo de que el Tesoro acompañe la tendencia en la licitación de deuda de la semana pasada. La complicación es que el Gobierno solo pudo colocar 5,4 billones de pesos, frente a vencimientos por 6,2 billones.

¿Efecto vacaciones o cambio de tendencia?
En este marco, se abrió el debate entre quienes atribuyen la situación a la presión que ejercen los argentinos que salen de turismo al exterior y quienes hablan de un cambio de tendencia en la economía, con una mayor presión a la salida de capitales de los mercados emergentes.
El argumento para la primera posibilidad gira en torno a los turistas que prefieren afrontar los pagos con dólares en efectivo. Es que si se pagan los gatos en el exterior con tarjeta el dólar, los costos oscilan en torno a los 1300 pesos, mientras que en efectivo es 1100. En cuanto al dólar turista, la cotización es de 1.668 pesos.
“Con el dólar barato hay furor por los paquetes al exterior y las agencias están realizando grandes descuentos al abonar con efectivo”, indica un analista al respecto. Es que se esperan unas vacaciones marcadas por un boom de turismo al exterior, acompañadas también por la devaluación en Brasil.
De hecho, la caída de 2.800 millones correspondientes al stock de depósitos en dólares está asociada al pago de consumos en el exterior, a lo que se suma el retiro en efectivo en las sucursales.
“Si bien es una presión en aumento, todavía no estamos viendo el impacto grueso“, arguyó otro especialista, “es raro lo que pasa porque en esta época del año las empresas se desprenden de los dólares para el pago de aguinaldos. La cuenta debería netearse incluso con saldo positivo“.
La otra posibilidad es la que más preocupa al Gobierno, ya que un cambio de tendencia pondría en jaque el esquema propuesto por Luis Caputo y su equipo. Pablo Modovan, director de la consultora CP, explicó que:
“El precio del dólar en diciembre suele tener un componente estacional fuerte, influido por las necesidades de pesos de empresas y personas en la primera quincena del mes. Aun en ese contexto, los movimientos de los últimos días son importantes y podrían estar anticipando un cambio de tendencia en la cotización del dólar paralelo”.
Si bien el despertar del blue aún es leve, podría ser una señal del agotamiento de los dólares del blanqueo. Es que estos recursos fueron la fuente de la paz cambiaria de los últimos meses, pero en los últimos días comenzaron a circular versiones sobre un creciente drenaje de divisas.
En promedio, se estarían perdiendo alrededor de 100 millones de dólares diarios. “Desde que arrancó el blanqueo, salieron casi 3000 millones de dólares, o sea el 15%“, comentan en la City porteña.
Lo cierto es que la suba acompaña el movimiento de devaluación que vienen registrando las demás monedas de la región desde el triunfo electoral de Donald Trump. Esto, sumado a la baja de la tasa de interés del Banco Central, habría sido la principal causa del salto.

Caputo asegura que “la suba no es relevante”
Sea como fuere, el Ministro de Economía Luis Caputo intentó restarle importancia a la situación y aseguró que “la suba en los últimos días no es relevante”. “Venimos de una baja del 30%, que tenga una recuperación del 3% no es relevante.
“La gente debe comprar porque se va de vacaciones afuera. Es un tema estacional”, remarcó sobre el aumento de los dólares financieros y la brecha cambiaria. Además, comentó que “no es un tema de aversión al riesgo porque al mismo tiempo en que subió el dólar, bajó el riesgo país a los mínimos“.
“Las acciones subieron en dos días más de 15% y el Banco Central sigue comprando dólares, hoy compró otros 150 millones de dólares”, completó, al tiempo que aseguró que:
“Si la inflación de diciembre baja o se mantiene respecto de los niveles de octubre y noviembre, lo más probable es que bajemos el crawling al 1% a mediados de enero o principios de febrero”.
Más allá de los dichos del ministro, lo cierto es que la bicicleta financiera jugó un papel importante en su esquema cambiario y le permitió construir un puente de divisas para que el Banco Central pueda mantener un saldo comprador.
Cabe señalar que el llamado “carry trade” implica desprenderse de tenencias en dólares y colocarse en instrumentos en pesos que otorguen tasas de interés superiores al ritmo de devaluación. Luego, el inversor vuelve a dolarizarse antes de que se produzca un movimiento del dólar, lo que le permite obtener ganancias en moneda dura.
Esto fue lo que ocurrió durante el año, en dos etapas. La primera, que se extendió hasta que la tensión cambiaria de mitad de año cerró la primera ventana de “carry”, y la segunda, cuando el blanqueo reinstaló la paz cambiaria en agosto.
Con el instrumento, se incentivó a los exportadores a adelantar la liquidación y a los importadores a demorar los pagos a sus proveedores, al tiempo que las empresas apuntaron a tomar financiamiento en moneda extranjera para luego liquidarlo. A ellos se sumaron los inversores individuales.
La motivación está en la devaluación constante del 2% mensual que dictó Caputo (el “crawling peg”), que les permitía anticipar los valores del dólar. Sin embargo, la escalada de los dólares paralelos parece estar espantando a los inversores. Al respecto, Moldovan explicó que:
“En términos más generales el segundo ciclo de ‘carry trade’ que se abrió con el éxito del blanqueo encontró su punto más alto con la convergencia de los tipos de cambio oficial y paralelo y con la última baja de la tasa de política monetaria. Hacia adelante el Gobierno tiene que evitar que ese ciclo se revierta de manera abrupta. En ese contexto, es esperable que, después de algún margen de corrección, el BCRA recurra a su capacidad de intervención sobre el dólar paralelo para evitar un contagio al mercado oficial”.