Horacio Rodríguez Larreta habló con los principales dirigentes del PRO para pedir que no confronten con Alberto Fernández y ya le disputa abiertamente a Mauricio Macri el liderazgo de la oposición. “Si le pegan a Alberto me pegan a mí” le dijo a un intendente PRO del conurbano.
En tiempos de cuarentena, Horacio Rodríguez Larreta se mueve como un aliado más de Alberto Fernández. Ya en campaña, el actual presidente remarcó la necesidad de “cerrar la grieta” y la cercaría del jefe de gobierno porteño es una clara muestra de unidad nacional de cara a la sociedad.
Rodríguez Larreta ya venía mostrándose junto a Alberto Fernández y Axel Kicillof, en una clara muestra de apoyo de las medidas tomadas por el gobierno nacional para evitar la propagación del coronavirus.
No obstante, esta tarde fue un paso más allá al compartir la mesa con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, al tiempo que el ministro de Economía Martín Guzmán pedía un plazo de gracia de 3 años para el pago de la deuda externa, porque “Argentina no puede pagar“ luego de la crisis económica y financiera generada por el gobierno de Macri.
Si bien Mauricio Macri aún no se retiró de la política, sus intentos de regresar a la arena política han sido infructuosos. Primero comparó al coronavirus con el “populismo” y hasta Patricia Bullrich evitó hacerse cargo de sus dichos.
También se muestra hiperactivo con la aplicación zoom intentando coordinar ciertas acciones partidarias, pero su primo, Jorge Macri, intendente de Vicente López, no se prendió en su juego aduciendo que “tenía que trabajar“.
Larreta le pidió a los dirigentes territoriales del PRO que prioricen la gobernabilidad en tiempos de pandemia y dejen el chiquitaje partidario para más adelante. El jefe de gobierno porteño no es un buen samaritano, sino que entiende que su destino político, como gobernante de un mega distrito asesidado por los contagios, está ligado al de Axel Kicillof y Alberto Fernández.
Por otra parte, la cercanía con Larreta le permite a Alberto tender puentes con los jefes comunales de Juntos por el Cambio en el Conurbano, con los quien dialoga todas las semanas.
Habrá que dejar pasar el tiempo para ver si la grieta evidentemente se cierra y Juntos por el Cambio se reconviente en un partido constructivo o si por el contrario, tras la pandemia, los amarillos volverán a la carga buscando “sangre”, es decir, el desgaste de la imagen del presidente Alberto Fernández y del gobernador Axel Kicillof, de cara a las elecciones de 2021.