Nuevos correos de Jeffrey Epstein vinculan a Donald Trump con su red de tráfico sexual

El Congreso de Estados Unidos publicó una serie de correos electrónicos que ponen en aprietos a Donald Trump y lo vinculan con la red de menores que construyó Jeffrey Epstein. El mandatario estadounidense se limitó a decir que “no se debe desviar la atención” hacia el empresario.

Una serie de correos electrónicos divulgados por el Congreso estadounidense reavivó las sospechas sobre el vínculo entre el presidente Donald Trump y el financista Jeffrey Epstein, quien orquestó una red internacional de tráfico sexual de menores.

Los mensajes, publicados por legisladores demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, sugieren que el mandatario tenía conocimiento de las actividades delictivas del empresario fallecido en 2019.

La revelación genera un nuevo frente de tensión política en Washington que pone en aprietos a Trump, el principal aliado político a nivel internacional del Presidente Javier Milei, a quien la administración republicana socorrió antes de las elecciones de octubre.

Los documentos divulgados este miércoles forman parte de un lote de 23.000 archivos relacionados con el caso Epstein. En uno de los correos fechados en 2011, el financista escribió a Ghislaine Maxwell, su socia en la red de tráfico.

“Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump“, le dijo. El mensaje continúa señalando que una víctima no identificada “pasó horas” en su residencia con el entonces empresario neoyorquino.

Los demócratas del Comité tacharon el nombre de la víctima mencionada en el correo de 2011, pero los republicanos identificaron a Virginia Giuffre, una de las principales denunciantes del caso.

En otro correo de 2019, dirigido al periodista Michael Wolff, Epstein fue más explícito: “Por supuesto que sabía sobre las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que dejara de hacerlo”. Esta afirmación contradice directamente las declaraciones públicas de Trump, quien siempre negó haber tenido conocimiento de los delitos sexuales de su antiguo amigo.

El caso Epstein: una red de poder y encubrimiento

Jeffrey Epstein fue detenido por primera vez en 2007, acusado de cometer delitos sexuales en Florida. Un año después, alcanzó un polémico acuerdo secreto con el entonces fiscal Alexander Acosta, que le garantizó una condena notablemente leve y blindó efectivamente a sus cómplices al anular futuras acusaciones federales.

El financista fue arrestado nuevamente en 2019 por tráfico sexual, tras una nueva investigación periodística. Sin embargo, su muerte en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York dos meses después se convirtió en el punto más controvertido del caso.

Aunque las fuentes oficiales informaron de un suicidio por ahorcamiento, una serie de fallas inexplicables en el sistema de seguridad alimentaron teorías sobre un posible silenciamiento. Epstein había sido retirado del régimen de vigilancia de suicidio días antes de su fallecimiento.

Los dos guardias de turno no lo vigilaron durante horas, a pesar de que debían realizar chequeos cada 30 minutos, y se confirmó que ambos se habían quedado dormidos. Además, los informes indicaron que las cámaras de seguridad del pasillo donde se encontraba su celda no funcionaban correctamente.

La suma de estas irregularidades alimentó la tesis de que el empresario, con su vasta red de contactos políticos y empresariales, fue eliminado para proteger a figuras prominentes que podrían haber sido expuestas en un juicio oral. La frase “Epstein no se mató” se convirtió en un fenómeno cultural que todavía resuena.

El juicio y la condena de Ghislaine Maxwell a 20 años de prisión por su rol como facilitadora y reclutadora de menores para Epstein fue crucial para comprender la magnitud de la red. Maxwell era considerada la pieza central que conectaba a Epstein con los círculos sociales de élite y las víctimas.

El proceso judicial demostró que Maxwell reclutaba activamente a niñas y jóvenes, participaba en los abusos y obligaba a las víctimas a guardar silencio bajo amenazas. Su condena dejó claro que la operación funcionaba con una sofisticada estructura de ocultamiento y complicidad que involucraba a múltiples actores.

El período entre la condena de Maxwell en 2021 y la liberación de los documentos en 2024-2025 estuvo marcado por la intensa lucha legal de las víctimas y sus abogados. La demanda civil presentada por Virginia Giuffre contra Maxwell fue el puntapié inicial para forzar a la justicia a romper el sello de confidencialidad.

La jueza Loretta Preska, de Nueva York, ordenó la publicación de miles de páginas de testimonios y declaraciones judiciales, argumentando que existe el derecho del público a conocer la verdad en un caso de importancia global.

Los abogados de varias personas poderosas intentaron frenar la divulgación para proteger la identidad de sus clientes, pero la justicia determinó que el derecho de las víctimas a la transparencia ponderaba sobre el secretismo de la élite involucrada.

Trump y Epstein fueron amigos durante la década del noventa y compartieron eventos sociales en Palm Beach. Según la versión del propio presidente, la relación terminó cuando expulsó al financista de su club por acosar a empleadas. Sin embargo, los nuevos correos ponen en duda la narrativa oficial sobre el alcance de su conocimiento respecto a las actividades delictivas.

El representante demócrata Robert García, principal opositor en el Comité de Supervisión, declaró: “Cuanto más intenta Trump ocultar los archivos de Epstein, más descubrimos”. Los demócratas sostienen que los mensajes muestran un intento de encubrimiento y exigen la publicación completa de los archivos en poder del FBI y el Departamento de Justicia.

La respuesta de Trump y la Casa Blanca

La secretaria de Prensa, Karoline Leavitt, respondió a las acusaciones diciendo que los demócratas “filtran selectivamente los correos” para desviar la atención de la crisis política por el cierre del gobierno, que se extendió durante 43 días.

“Estas historias son intentos de mala fe para tapar los logros históricos del presidente”, sostuvo Leavitt, quien insistió en que los mensajes prueban que Trump “no hizo nada malo“. La vocera agregó que:

“El presidente Trump expulsó a Jeffrey Epstein de su club hace décadas por ser un acosador con sus empleadas, incluida Giuffre. Estas historias no son más que esfuerzos de mala fe para distraer de los logros históricos del presidente Trump, y cualquier estadounidense con sentido común ve claramente a través de este engaño y distracción clara del gobierno reabriendo nuevamente”.

El presidente recibió a la prensa este miércoles en la Oficina Oval para firmar la votación del Congreso que puso fin al shutdown más largo de la historia estadounidense. “Es un gran día”, afirmó el mandatario, quien responsabilizó a los demócratas por haber bloqueado las votaciones.

De manera inusual, Trump no aceptó preguntas de los medios. Varios periodistas le consultaron sobre los correos electrónicos divulgados horas antes, pero el republicano los ignoró. Más tarde, utilizó su red Truth Social para pronunciarse:

Los demócratas intentan revivir el engaño de Jeffrey Epstein porque harán lo que sea para desviar la atención de su pésima gestión del cierre del gobierno y de muchos otros temas. Solo un republicano muy malo o estúpido caería en esa trampa“.

El mandatario agregó: “Los demócratas le costaron a nuestro país 1.5 billones de dólares con sus recientes maniobras para cerrar el país de forma despiadada, poniendo a muchos en riesgo, y deben pagar las consecuencias. No se debe desviar la atención hacia Epstein ni hacia ningún otro asunto“.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, anunció que la semana próxima someterá a votación un proyecto de ley que obliga al gobierno a divulgar los archivos relacionados con Jeffrey Epstein.

Según el medio Politico, los republicanos se preparan para que una parte importante de su bloque vote a favor de publicar los documentos, y es que lo más extraño del caso es que inicialmente la administración de Trump se mostraba en favor de publicar los documentos, pero luego repentinamente decidió paralizar la investigación.

Sea como fuere, si el proyecto se aprueba en la Cámara, deberá pasar por el Senado y recibir la aprobación de Trump, por lo que las expectativas de que avance son bajas. Esta situación genera tensión incluso entre los votantes republicanos, que expresaron malestar por la decisión del FBI y el Departamento de Justicia de no publicar nueva documentación.

Los demócratas insisten en que la Casa Blanca “oculta información clave”, mientras que los republicanos acusan a sus adversarios de manipular el material y omitir menciones a otros funcionarios involucrados. El representante García exigió: “El Departamento de Justicia debe publicar todos los archivos de Epstein y hacerlo ya”.

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