La referente de Derechos Humanos y querellante en las causas de Lesa Humanidad de Tucumán, Marta Rondoletto, conversó con Alejandra Santucho y Rosario Rolando al aire de El Juego en que Andamos sobre el hallazgo e investigación del Pozo de Vargas, de donde fueron recuperados cinco de sus familiares desaparecidos.
Rondoletto es referente de Derechos Humanos y es parte de la fundación “Memorias e Identidades” de Tucumán. Además, es familiar querellante en las causas de Lesa Humanidad de dicha provincia.
En este contexto, habló del hallazgo y la investigación del Pozo de Vargas. Cinco integrantes desaparecidos de su familia fueron recuperados de su interior.
“Ni bien llegada la democracia, había muchas versiones de diferentes ‘pozos’“, dijo en referencia a los lugares de enterramientos clandestinos, “y empezamos a investigar los familiares de las víctimas de la zona”.
“A finales del año 2001 recibimos información más detallada, fuimos a la zona y hablamos con los vecinos, que reconocen que efectivamente ahí había habido un pozo donde ellos vieron que se arrojaban personas“, explicó.
Además, detalló que “el EAAF [Equipo Argentino de Antropología Forense] nos propuso que como en Tucumán existe la carrera de Arqueología, Geología y otras”, “formemos grupos de personas para trabajar“.
“Los vecinos contaron que hacia finales del 75″, en el marco del Operativo Independencia, “empezaron a pasar camiones del Ejército, ambulancias” y “terminaban dentro de esa finca donde estaba el Pozo, que era conocido porque estaba ahí hacía muchos años”.
Según explicó, los relatos de los vecinos ayudaron a saber cómo habían ocurrido los hechos:
“Consistía en que traían personas y se tiraban al Pozo. Pasadas unas horas, pasaban otros camiones, pero esta vez cargados con cal. Se arrojaba la cal al interior del pozo y dos o tres días después, todo de nuevo… Algunos dicen que arrojaron personas vivas”.
“Todo 76 y parte del 77 estuvo esa rutina“, continuó, “a mediados del 77 deciden tapar eso, porque los rumores eran imposibles de ignorar“. “Ahí comienza la otra rutina: camiones y camiones de restos de construcciones que se arrojaban al pozo“, agregó.
“Lo primero que se hizo fue poner un gran tubo, hasta que se llegó a donde no pudo avanzar más. Esa medición daba casi 40 metros de profundidad y en ese proceso se sacaron restos óseos, lo que nos daba la certeza que era el pozo que tanto buscamos”, expresó sobre la investigación.
“La excavación duró desde el año 2002 hasta finales del 2022“, comentó, “los resultados fue que se pudo establecer la identidad de alrededor de 130 formatos [restos de personas]”, y aclaró que aún faltan personas por identificar ante la falta de muestras de sangre de sus familiares.
“Se culminó con el proceso de extracción, pero no de investigación“, completó.
¿Que fue el Pozo de Vargas?
El Pozo de Vargas es una estructura ubicada en Tafí Viejo, Provincia de Tucumán, que data de fines de 1800. Su construcción le pertenece a los ingleses y fue diseñado como un pozo de agua para uso ferroviario y de sus máquinas a vapor.
A partir del llamado Operativo Independencia, a fines de 1975 y hasta mediados de 1977, el Pozo de Vargas fue utilizado por el Ejército Tucumano para el enterramiento clandestino de cuerpos de personas desaparecidas.
El general Acdel Vilas primero y Antonio Bussi posteriormente fueron quienes llevaron adelante, por medio del Operativo Independencia decretado por el gobierno de Isabel Martínez de Perón, el plan sistemático de exterminio en Tucumán, que después del golpe del 24 de marzo de 1976, se extendió a todo el país.
Con la excusa de combatir la Guerrilla, que habitaba en la selva tucumana en condiciones de extrema precariedad, y en número era minúscula, el Ejército avanzó contra la población secuestrando, torturando, desapareciendo y asesinando a obreros, estudiantes, docentes, militantes sociales y políticos.
Vilas, trasladado a Bahía Blanca en diciembre de 1975, replicaría en esta ciudad el método de exterminio practicado en la selva tucumana y en los Centros Clandestinos bajo su mando.
En ambos lugares, los principales Centros Clandestinos de Tortura y Exterminio bajo su órbita fueron llamados “La Escuelita” de Faimalla y de Bahía Blanca.
En la entrevista realizada a Marta Rondoletto, ella da cuenta en firma detallada, cómo era el proceso de ocultamiento de los cuerpos de los compañeros/as desaparecidos y los métodos escabrosos que emplearon los genocidas para perpetuar la impunidad a posteriori.
A pesar de eso, la impunidad no fue eterna, y si bien se tardó más de lo esperable y deseable, en marzo de 2023 el juzgado que entiende en la causa, a cargo del juez Fernando Poviña, dictaminó que se ha concluido con la extracción de material del pozo, no así con la investigación, ya que la misma continúa.
Marta recuperó de las entrañas del Pozo a su papá, Pedro Rondoletto; su mamá, María Cenador; sus hermanos, Jorge y Silvia; y su cuñada, Azucena Bermejo, quien estaba embarazada al momento de su desaparición.
Toda una familia, arrasada por el genocidio y recuperada por la persistencia de Marta y de tantos otros y otras que siguen buscando Verdad y Justicia.
Luego de dos décadas de investigación, se concluyó que luego de una excavación de 40 metros de profundidad, se pudieron restituir los restos óseos de 149 personas víctimas de la dictadura genocida.
De ellas, 116 fueron identificadas y 33 aún resta identificar. “La mayoría de ellos vecinos taficeños, trabajadores ferroviarios y militantes peronistas” expresó el Intendente Noguera el 24 de marzo del 2022.
Lo recuperado en esta fosa clandestina no son restos, no son huesos, no son material óseo… Son personas, son historias, porque la mayoría de estas identidades recuperadas, han tenido una vida colmada de actividad, político, social, como trabajadores y obreros azucareros, ferroviarios, como estudiantes, como militantes comprometidos, además de haber sido hijos, hermanos, padres, cuyas familias, los buscaron todos estos años.
Familiares, organismos de Derechos Humanos y las fundaciones que han trabajado denodadamente por la Verdad histórica allí ocurrida, solicitan a los familiares que aún no han dado su muestra de sangre, concurran a hacerlo para poder identificar a las personas desaparecidas que restan.
En el año 2019 fue pedida la expropiación por el Estado Nacional y quedó bajo el control del Archivo Nacional de la Memoria.
El paso del Presidente Néstor Kirchner al Sitio
En septiembre del 2003, las excavaciones en el pozo estaban recién comenzadas, aunque ya se sabía desde hacía mucho tiempo que allí había cuerpos de compañeros/as desaparecidos.
Apenas cuatro meses después que asumió su gobierno, Néstor Kirchner recorrió la provincia de Tucumán.
En un tren de pasajeros antiguo, se dirigió hacia Tafí Viejo y en el camino la gente se agolpaba al costado de la vía para saludarlo.
Al pasar por un paraje descampado, organismos de Derechos Humanos y familiares de desaparecidos le mostraron las banderas que indicaban que estaba pasando frente al Pozo de Vargas.
Néstor hizo detener el tren y saltó hacia el lugar para acercarse al borde del Pozo. Allí, ante un silencio absoluto y mucha emoción de parte de todos los presentes, Néstor apoyó un ramo de claveles rojos en el ascensor, luego de dudar si lo tiraba al pozo o no.
“Ese día sentía que vivía en un país que podía ser distinto. Y porque yo siempre creí que podía ser distinto. Y ese día, fue un país distinto”, escribió una arqueóloga que presenció la escena.
Ante los presentes Néstor dijo: “Que este espacio se convierta en un lugar de conciencia nacional, de memoria y justicia“. Luego continuó su marcha en tren hacia los talleres ferroviarios de Tafí Viejo.
Más tarde ese mismo Presidente impulsaría la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia debida, se reabrirían los Juicios a los genocidas y terminaría la impunidad para el Terrorismo de Estado.
En el año 2015, fue señalizado por la Red Nacional de Sitios de Memoria en cumplimiento de la Ley de Sitios dictada en el año 2010, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
El Pozo de Vargas dejó en evidencia, una vez más, la crueldad extrema que perpetró el Terrorismo de Estado en Argentina, y descubrió una Verdad que nunca podrá ser acallada.
“El Pozo de Vargas es el límite implacable que encuentran los actuales discursos de negacionismo y banalización del terrorismo de estado, así como las reiteradas ofensas al movimiento de derechos humanos que logró traer a la superficie la peor verdad, la que estaba más escondida”, publicó en su Twitter el fiscal Pablo Camuña de Tucumán.
Genocidio y Negacionismo, Nunca Mas.