Un informe del Ministerio de Seguridad concluye que la pericia realizada por Gendarmería que consideró que el fiscal Alberto Nisman fue asesinado “no observó los criterios y pautas resultantes” del protocolo de actuación de la fuerza para la intervención en informes criminológicos en escenas del crimen.
El Ministerio que encabeza Sabina Frederic constató así que Gendarmería no respetó el protocolo de procedimientos que estaba vigente al momento de realizar la pericia sobre la muerte de Nisman, de la que este lunes se cumplieron seis años, luego de recibir información específica de la propia Gendarmería.
La pericia de Gendarmería que se difundió en septiembre de 2017, realizada como devolución de favores a Patricia Bullrich tras el lamentable episodio de la desaparición de Santiago Maldonado y que arrojó como resultado que Nisman fue supuestamente asesinado, se realizó dentro de las instalaciones del Edificio Centinela –donde se reconstruyeron las características del baño en el que fue encontrado muerto Nisman- pero no en el interior del propio departamento 2 del piso 13º de la torre Le Parc de Puerto Madero, como indica el protocolo de procedimientos.
A pesar del informe de la cartera de Seguridad que determina que la Gendarmería no cumplió el protocolo, la pericia realizada por esa fuerza fue convalidada por el Poder Judicial tanto en primera instancia como en la Cámara Federal (la Sala II de ese cuerpo la ratificó como una prueba válida en noviembre de 2017).
Es por ese motivo que, desde la cartera de Frederic subrayan que cualquier revisión legal del estudio criminológico es exclusiva competencia del ámbito judicial.
El Ministerio llegó a la conclusión de que Gendarmería no cumplió con el protocolo vigente en el marco de un trabajo interno que tendrá resultado en el corto plazo: se está confeccionando un nuevo marco normativo, único para las cuatro fuerzas federales (PFA, PSA, Gendarmería y Prefectura), que unificará normas y procedimientos cada vez que alguna de esas fuerzas deba realizar pericias por pedido del Poder Judicial.
Los funcionarios de Seguridad requirieron en los últimos meses informes por escrito a todas las fuerzas federales y así fue que, al analizar la documentación recibida, comprobaron que “existía un protocolo para la actuación de las fuerzas en la escena del crimen y su análisis y que la GNA (Gendarmería) no había observado los criterios y pautas resultantes del mismo” al realizar la pericia sobre la muerte de Nisman.
Según los especializados del área, el protocolo que fija normas y procedimientos para la actuación en situaciones de “escena del crimen y análisis” establece que las eventuales pericias deben realizarse, específicamente, “en el lugar del hecho”, y no en un escenario montado.
La conclusión de la GNA marcó un contraste muy fuerte con lo que habían determinado pericias anteriores, realizadas en el primer caso por una Junta de Criminalistas de la Policía Federal (con la presencia de cuatro integrantes de la División Homicidios y dos peritos de partes) y en el segundo caso por una Junta Médica en la que participaron 13 miembros del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema (más la participación de dos peritos de la PFA y el especialista aportado por los abogados de Lagomarsino).
El estudio de la PFA concluyó que en el baño del piso de Le Parc no se detectaron rastros de la presencia de otra persona, aparte de Nisman, en el momento del disparo.
También realizó un estudio el Centro de Investigaciones Fiscales del Ministerio Público de Salta, que cuenta con un laboratorio especializado para detectar rastros de deflagración en las manos de una persona. Este análisis concluyó que en las manos de Nisman se hallaron “partículas consistentes con residuos de disparo”.
El periodista Raúl “Tuny” Kollman, quién ya había señalado las inconsistencias del peritaje de la GNA, a más de media década después del hecho, la operación para hacer parecer la muerte de Nisman como un homicidio no logra sustentarse más.
Finalmente, esta información se acopla a las recientes investigaciones sobre la fortuna oculta de Nisman en EEUU, y sobre cómo éste mintió sobre el origen del dinero y había firmado no ser el dueño del mismo, que llevó directamente al embargo de sus bienes.