A partir de la polémica reforma previsional aprobada en diciembre de 2017, el próximo 23 de julio se terminaría la moratoria para que mujeres que no tengan 30 años de aportes puedan acceder al beneficio jubilatorio, conocida como “ley de jubilación de amas de casa”, por la que hasta 2016 pudieron acceder al sistema previsional 1.796.439 mujeres.
La ley de Reparación Histórica votada por Cambiemos, con el apoyo de un sector de la oposición, ya había eliminado la posibilidad del acceso a ese beneficio para los hombres, pero había mantenido una prórroga para la posibilidad de que se jubilen mujeres sin los aportes suficientes. Ahora el objetivo es unificar todos los casos en la Pensión Universal Para el Adulto Mayor (PUAM), un 20% más baja la jubilación mínima, al tiempo que se aumenta para las mujeres la edad jubilatoria de 60 a 65 años.
En Argentina, la desigualdad laboral y de acceso al beneficio jubilatorio es flagrante si se discrimina por género. No sólo perciben un 25,2% menos de salario en promedio, sino que las mujeres tienen un altísimo índice de trabajo precario o no registrado, que supera en 5% al de los hombres. Más del 94% del trabajo en casas particulares es hecho por mujeres, en uno de los empleos con mayor índice de informalidad.
Además, el trabajo hogareño también constituye una forma de trabajo no remunerado que es lícito reconocer (y que en general se expresa en una doble jornada laboral, en la que se dedican por lo menos 6 horas al trabajo doméstico, según reconoce el Indec). A esa situación daba respuesta la moratoria que permitiera a miles de mujeres trabajadoras acceder al beneficio jubilatorio.