El 2019 se termina pero la violencia machista sigue creciendo

Se acerca el fin del 2019 y el año se despide con un diciembre caliente por los índices de violencia de género, femicidios y transvesticidios.

7 femicidios en una sola semana

Liliana Oleate sigue peleando por su vida, mientras que Alfredo Padilla dice que no le hizo nada y su abogado lo trata de víctima en un medio de comunicación.

Fernanda Kuhn fue asesinada por Fabio Otero, a quien ya había denunciado por violencia, de múltiples puñaladas mientras la policía de Coronel Suárez intentaba ingresar a la vivienda.

A Paola Aguero le disparó por la espalda Rogelio Schiaroli en la capital de San Juan, en la misma provincia Matias Mallea le disparó en la cabeza con su arma reglamentaria a Celeste del Valle Luna.

En Jujuy Tania Palacios también fue asesinada por Mauro Mazza quien le disparó con su arma reglamentaria

Olga Carrizo murió producto de las puñaladas que recibió de parte de Ramón Ibañez.

En Baradero, Fabio Buey golpeó hasta matar a Maria Esther Bortonek.

En todos los casos se trata de hombres tomando las vidas de sus ex parejas, de “sus” mujeres. Para ellos son objetos que les pertenecen y por eso se creen con el derecho de decidir hasta qué momento pueden seguir viviendo.

Estos son los casos de esta semana nada más, los cuales se suman a los 275 casos de femicidio computados hasta noviembre.

Matías Bernal, femicida de Laura Sirera

Hay un femicidio que tiene un tinte especial. Laura Sirera era militante política y había sido candidata a concejala del Frente de Todos por el distrito de Pilar.

El 19 de diciembre un familiar la encontró muerta producto de 18 martillazos en la cabeza que recibió por parte su ex marido Matías Bernal quien intentó suicidarse luego del hecho. Bernal fue consejero escolar por el mismo espacio político que Laura fue candidata.

El hecho de que Bernal sea un militante político y que ocupará un cargo tan sensible como el de consejero escolar nos debe llevar a repensar qué responsabilidades existen en los partidos políticos (como resortes de representación de la sociedad) en sus prácticas cotidianas de asignación de roles y de distribución del poder.

Los partidos tradicionales son espacios donde el patriarcado todavía está fuertemente arraigado y agazapado frente a la constante lucha de las mujeres y disidencias militantes por ocupar los lugares de poder ganados por su preparación y trabajo.

La Constitución Nacional establece que el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes. Esta mandato constitucional exige de la comunidad política ser punta de lanza del cambio cultural que la hora demanda.

La composición de las listas electorales y la designación de personas para ocupar cargos políticos debe ser pasada por el tamiz del respeto irrestricto hacia las mujeres, las diversidades de géneros y las disidencias sexuales para estar en consonancia con la búsqueda de una sociedad justa, solidaria y equitativa, ya que serán esas personas quienes tengan en sus manos la decisión de formular y llevar adelante políticas de estado para la prevención y erradicación de la violencia.

 

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