En su intento por calmar a los mercados, Luis Caputo dejó abierta la puerta a una devaluación, provocando una nueva disparada de los dólares financieros motivada por los inversores que se bajaron de la bicicleta financiera y el desplome de las reservas, que en apenas tres días acumulan una pérdida de 745 millones de dólares.
Tras la compleja jornada del lunes, en la que los dólares financieros aceleraron su tendencia alcista, el Ministro de Economía Luis Caputo intentó calmar a los mercados con una entrevista televisiva.
Sin embargo, el funcionario de Javier Milei no hizo más que profundizar la incertidumbre entre los inversores, ya que no solo no dio ninguna certeza sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sino que además dio a entender que podría modificar el esquema cambiario para introducir un esquema de flotación.
La flotación entre bandas del tipo de cambio es algo que viene pidiendo el organismo y, en rigor, implicaría una nueva devaluación. Hasta el momento, el mercado venía especulando con esta posibilidad, pero los dichos de Caputo aceleraron la dolarización de los inversores, para quienes el Carry Trade perdió atractivo.
Otra vez subieron los dólares financieros y cayeron las reservas
En este contexto, el dólar blue alcanzó su máximo valor de los últimos seis meses, cotizando a 1.285 pesos y estirando la brecha con el tipo de cambio oficial en un 20,2%, su récord de 2025. En comparación, el dólar oficial mantuvo su ritmo de valorización y aumentó 50 centavos, a 1.069,25 pesos.
Entre tanto, el dólar MEP marcó una suba del 3,3% y cerró la jornada en el orden de los 1.291,82 pesos, llevando la brecha con el oficial al 20,8%. De forma similar, el dólar Contado con Liquidación (CCL) escaló 3,1% a 1.294,28 pesos (en este caso, la brecha llegó al 21,1%).
La pérdida del atractivo del Carry Trade fue palpable en el mercado que opera el dólar futuro, donde las tasas se dispararon y continuó acelerándose el desarme de posiciones, lo que muestra como los inversores dejan la bicicleta financiera que viene sosteniendo el programa de Caputo.
Primero abandonaron el Carry los bancos y luego le siguieron las empresas, que ya llevan más de dos semanas cancelando créditos en dólares y demandando esas divisas al Banco Central. Como si esto fuera poco, se suma la presión de los importadores, que buscan cancelar los pagos que habían postergado para aprovechar las tasas en pesos.
Es que en las últimas semanas cobró fuerza la versión de que en abril se liberaría el cepo cambiario, algo que Milei venía prometiendo desde hace meses pero que ganó tracción con la idea de que el acuerdo con el FMI está próximo a cerrarse y se acerca un ajuste del tipo de cambio.
El Gobierno no logró calmar las aguas en el mercado y en un contexto volátil, la entidad que conduce Santiago Bausili debió quemar 215 millones de dólares de las reservas, que cerraron la jornada en el orden de los 27.206 millones (127 millones menos que la jornada anterior).
En apenas tres días, las reservas del Central acumulan una caída de 745 millones. En lo que va del año, el desplome es aún más preocupante y alcanza los 2.401 millones de dólares.
Como si esto fuera poco, el Riesgo País subió otros 4 puntos y tocó los 784 puntos, mientras que los bonos en dólares bajaron un 2,5% y las acciones argentinas en Wall Street registraron desplomes de hasta 7 puntos. Algo similar pasó en el mercado local, donde el Merval promedió los dos puntos negativos.
La torpeza comunicacional de Caputo profundizó el descontento del mercado
Seguramente previendo una jornada complicada, el martes antes de que abrieran los mercados Caputo apareció en televisión para calmar a los inversores, aunque no logró dispersar la incertidumbre sobre el futuro acuerdo con el FMI.
Pese a que el Presidente ya firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para endeudarse con el organismo, hasta el momento aún no hay detalles concretos sobre las negociaciones. El Ministro admitió que “el monto no está definido, lo define el directorio del Fondo”. “Nosotros genuinamente no lo sabemos”, confesó.
Para colmo, Caputo dio a entender que modificaría el esquema cambiario basado en el crawling peg. Cabe recordar que actualmente la tasa de devaluación oficial es del 1% mensual, muy por debajo de las mediciones de inflación.
El funcionario de Milei se negó a confirmarlo, pero tampoco pudo negar que se esté evaluando impulsar un esquema de flotación, como viene solicitando el FMI como condición para cerrar el acuerdo. A ciencia cierta, esto implicaría una devaluación.
Al ser preguntado sobre el tema, comentó: “Eso es parte del acuerdo y no lo puedo decir. Lo que sí puedo dejar tranquila a la gente de que lo que hagamos no va a afectar la gente“. Una curiosa afirmación.
“Estamos creando las condiciones para que cuando liberemos las restricciones puedan estar seguros de que no va a haber problemas para la gente ni va a haber un salto devaluatorio como dicen algunos que pide el Fondo, el Fondo no pide nada de eso”, remarcó en A24, al tiempo que buscó evadir el tema que inquieta a los inversores:
“Lo importante no es si se flota o no, sino hacerlo en las condiciones correctas. De nada sirve flotar si vos no tenés las condiciones apropiadas porque te va a ir mal. Todo lo que hemos hecho son los deberes para ir hacia un país normal”, indicó. Un país normal, según Caputo, es Perú.
En ese sentido, reconoció que “no hay una definición sobre si un país puede flotar o no, si la Argentina no puede flotar pero Estados Unidos sí. Uno puede flotar en tanto y en cuanto tenga su economía sana”.
“Lo que la gente percibió toda la vida es que a la Argentina le cuesta flotar, que típicamente salió mal. Pero tiene una causa, no es casualidad: costó flotar porque siempre la Argentina tuvo déficit, que financió con emisión y esa emisión de pesos la gente no la demandaba, entonces había sobrante y se volcaba al dólar. No es que la Argentina es un país que no puede flotar, puede flotar como cualquier otro en tanto y en cuanto estén dadas las condiciones macroeconómicas“, completó.
Las bandas de flotación, un esquema conocido
Lo cierto es que incluso economistas afines al libertario, como Ricardo Arriazu, advirtieron sobre los peligros de este esquema. Entre tanto, operadores de Wall Street comentan que “se esperaba que el acuerdo con el FMI fuera trabajado con mayor tranquilidad y no con la urgencia actual, como si se tratara de un salvataje ineludible“.
La flotación del dólar entre bandas ya se había implementado en 2018, mientras Caputo era funcionario de Mauricio Macri (y también a pedido del fondo), con consecuencias nefastas para las reservas del Banco Central.
Cabe preguntarse cuáles serán las bandas en este caso, y la especulación gira en torno a un pedido de que el valor del dólar se mantenga entre 1.400 y 1.700 por parte del fondo, y una propuesta de Economía para que se ubiquen entre 1.300 y 1.600.
La lógica es que el Banco Central no intervenga hasta que el dólar toque el valor superior, por lo que en rigor se trata de una devaluación disfrazada, que en este caso superaría el 50%. El efecto inmediato de esto podría ser una espiralización inflacionaria.
Arriazu había defendido el actual esquema, que implica evitar movimientos del tipo del cambio con intervenciones del Banco Central. Si bien esto permitió mantener el valor del dólar artificialmente en la línea de los 1.000 pesos, el Gobierno ya no tiene las reservas para mantenerlo, lo que explica el apuro por los desembolsos del FMI.
Para colmo, esto ocurre en un año electoral, por lo que en el Palacio de Economía proponen eliminar el dólar blend, pero esperar hasta luego de las elecciones para devaluar. Sea como fuere, una nueva devaluación tendría consecuencias dramáticas para una sociedad que ya fue golpeada por el ajuste de Milei en 2024.