En una entrevista reciente, el presidente Javier Milei se victimizó e intentó acusar a la oposición de pedir un golpe de estado en su contra, pero terminó quedando una vez en ridículo y mostrando su faceta más autoritaria.
En ese marco se refirió a “los socialistas” a quienes atribuyó tener “una doble vara” en tanto -según el negador de los 30.000 desaparecidos- “si las dictaduras son socialistas están bien”.
“La dictadura está mal. Sean de derecha, de izquierda, de de de lo que usted quiera… De arriba, de abajo… está mal. Ehh ellos no. Si si los dictadores son de ellos, están bien” agregó Milei reforzando su idea.
No obstante, buscando apelar al sentido común se llevó puesta la historia de la Argentina, que ha atravesado diferentes golpes de estado y gobiernos dictatoriales a través de su historia, pero ninguno de ellos fue “de izquierda” o “socialista”.
Muy por el contrario, a lo largo del Siglo XX, las dictaduras se han caracterizado por impulsar un modelo político, económico y social identificado con la “derecha” con la que el propio Milei se identifica y vanagloria.
La única excepción podría ser el golpe de Estado del GOU en 1943, que más bien podría ser calificada de “nacionalista” pero nunca como “de izquierda” o “socialista”, en tanto terminó apresando al Coronel Juan Domingo Perón a instancia de sectores anticomunistas que veían con malos ojos la cercanía de Perón con los trabajadores y sindicatos.
No obstante, no tuvo reparos en señalar que “si los dictadores son de ellos, están bien”. Sin embargo, el ridículo mayor vendría al intentar dar un ejemplo de su visión divorciada de la realidad histórica argentina.
“El mejor ejemplo pasó recientemente el 24 de marzo acá… digo… la señora Estela Carlotto [por Estela De Carlotto] en el acto donde se repudia el golpe de estado del 76 (…) pidió que se me voltee con un golpe de estado a mí” manifestó con notorios problemas a la hora de hilar conceptos.
La referencia de Milei es al discurso de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que no sólo no se referencia en el socialismo sino que tampoco pidió que se lo “voltee con un golpe de estado”.
“Hagamos algo para que cambie o se vaya rápido” fue la frase de Carlotto en referencia a Milei. Sin lugar a dudas, pedir que el presidente cambie o recapacite no configura el pedido de un golpe de estado.
A su vez, que “Milei se vaya rápido” tampoco implica un golpe de estado, siendo que la Constitución Nacional prevee el mecanismo de juicio político para remover al presidente en ejercicio.
Justamente la posibilidad se deriva de que el presidente es un funcionario en funciones -valga la redundancia- y no un dictador o autócrata atornillado sin condicionamientos en el cargo, algo de lo que Milei parece estar convencido cuando desprecia el rol natural del Congreso Nacional y sus integrantes.
Incluso, Juan Bautista Alberdi concebía ya esta posibilidad en su proyecto de Constitución Nacional de 1852, que en su artículo 86 preescribe:
“Artículo 86.- El presidente es responsable y puede ser acusado en el año siguiente al
período de su mando, por todos los actos de su gobierno en que haya infringido
intencionalmente la Constitución, o comprometido el progreso del país, retardando el
aumento de la población, omitiendo la construcción de vías, embarazando la libertad de
comercio o exponiendo la tranquilidad del Estado. La ley regla el procedimiento de estos
juicios.”
Asimismo, la Constitución Nacional de 1853 reglamenta en los artículos 41, 47 y 48 que el presidente, el vicepresidente y los ministros del poder ejecutivo pueden ser acusados por la Cámara de Diputados y juzgados por el Senado por su responsabilidad -entre otros- de delitos como la “violación de la Constitución” (art. 41).
Cabe recordar que el propio Milei se arrogó las facultades constitucionales del Congreso de la Nación a la hora de firmar el infame mega DNU de diciembre de 2023 y que la Justicia declaró varios tramos de éste como “inconstitucionales”.
Como sea, los disparates de Javier Milei sobre las “dictaduras” siguieron con acusaciones a “los socialistas” al manifestar que “son muy democráticos cuando están ellos en el poder” y que “cuando usted dice algo que no es lo que ellos piensan, lo tratan de violento”.
“Son verdaderamente dictadores, son totalitarios. Es decir, entonces, la izquierda, en sus distintas versiones, es el cáncer de la humanidad” concluyó un Milei que segundos atrás intentaba hacer una supuesta defensa a ultranza de la democracia y terminó utilizando la retórica de destrucción del “enemigo político”, estrategia predilecta de las dictaduras en nuestro país y la región.