El 90% de los argentinos asegura que sus ingresos van por detrás de la inflación y más de la mitad responsabiliza a Javier Milei por los aumentos, mostrando un aumento del malestar social que contrasta con la baja de la pobreza de la que habla INDEC, cuya medición acumula cuestionamientos de especialistas.
Un estudio de la consultora Latam Pulse realizada durante el mes de marzo reveló que la inflación volvió a ubicarse entre las principales preocupaciones de los 1.883 encuestados, y el 91% de los encuestados aseguró que sus ingresos no cubren la suba de precios.
Las cifras hablan de un malestar social creciente que contrasta con los datos de pobreza presentados por el INDEC. Según el Gobierno de Javier Milei, la pobreza pasó del 52,9% al 38,1% (una reducción del 14,8%), mientras que la indigencia fue del 8,2%.
Según especialistas, esto se explica en parte por el aumento de la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar, aunque también por la metodología de medición del organismo que conduce Marco Lavagna, que acumula cada vez más críticas.
La situación económica golpea la imagen de Milei
Así, según el informe elaborado por AtlasIntel y Bloomberg muestra que el 48,9% de los consultados desaprueba la gestión de Javier Milei, mientras que el 46,5% la aprueba.
Un número similar aplica a la evaluación general que se hace de su gestión. Mientras el 47,9% la califica como mala o muy mala, el 44% sostiene que es excelente o buena. En este contexto, un 6,9% asegura que es regular.
Lo llamativo son los datos sobre la situación económica. Pese a que el oficialismo impulsa el ya conocido discurso de que lo peor habría pasado, una mayoría en torno al 60% considera lo contrario.
Cuando se consultó sobre la situación de Argentina en este momento, el 65% consideró que la economía y el mercado de trabajo están mal (contra solo un 13% que dijo que la situación es buena). Al responder por la familia, el 59% manifestó que atraviesan un mal momento (contra el 9% que piensa lo contrario).
Las expectativas económicas tampoco son buenas. Cuando se les pregunta por su opinión sobre estos temas de cara al futuro (a 6 meses, específicamente), menos del 38% cree vaya a mejorar. Por el contrario, el 45% manifestó que la economía empeorará y el 17% que seguirá igual.
La inflación vuelve a ser una preocupación para los argentinos
Otra revelación llamativa es la lista de las preocupaciones de los encuestados, para quienes la corrupción ocupó el primer lugar con un 44,5%. Esto ocurre mientras el Presidente se enfrenta a una investigación por la criptomoneda $LIBRA y su hermana, Karina Milei, es cuestionada por supuestos pedidos de coimas.
Sin embargo, a los primeros lugares volvió un tema que el oficialismo se había jactado de haber aniquilado hace meses: los altos precios y la inflación, que ocuparon el segundo lugar con el 42%.
De forma no menos sugestiva, el desempleo ocupó el tercer lugar (31,4%), seguido por la inseguridad (31,2%), el debilitamiento de la democracia y las instituciones (27,4%) y el sistema judicial (21,4%).
Los datos no son sorpresivos si se tiene en cuenta la reciente avanzada de Milei sobre el Poder Judicial. Este año impulsó el endeudamiento con el FMI a través de un decreto, de forma que el pedido no tuviera que atravesar las dos cámaras legislativas como exige la ley. A esto se suma la inclusión por decreto de Manuel García-Mansilla y Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia.
Otro punto central del relato libertario es que los salarios le vienen ganando a la inflación. Según el 91,3% de los encuestados esto no es así, y apenas el 8,7% dijo que sus ingresos van al mismo ritmo que los aumentos de precios.
La causa: La política defectuosa del gobierno
Más revelador resulta que para el 50,6% la suba de la inflación se debe a “la política económica defectuosa del gobierno”, mientras que para el 32,5% es por la “especulación de empresas y minoristas para maximizar sus ganancias”.
Asimismo, el 53,1% respondió que el Estado Nacional debería hacer más para reducir la inflación y cree que actualmente no está tomando las medidas adecuadas. En contraposición se ubicó el otro 40,7% de los encuestados. A la hora de ordenar qué sectores tuvieron los mayores aumentos en los últimos meses, la lista quedó así:
- Electricidad y gas (con un 67,8% de los votos)
- Supermercados, alimentos y bebidas (64,4%)
- Salud y medicamentos (39,3%)
- Combustibles (29,4%)
- Alquiler y vivienda (24,3%)
- Transporte público (15,6%)
- Educación (9,1%)
- Comer fuera de casa (5,8%)
- Ropa (3,3%)
Ante esta situación, el 64,4% comentó que busca más promociones y descuentos, mientras que el 54,6% admitió que redujo el consumo de productos y servicios. La pregunta, que permitía elegir varias opciones, reveló que el 42,4% comenzó a comprar marcas más baratas.
Para colmo, para el 44,2% las políticas de ajuste fiscal y los recortes de subsidios no están ayudando a estabilizar la economía, sino que están empeorando la situación y generando inflación. El 13,9% asume que sí están funcionando, pero critica la falta de gradualismo del gobierno.
Tampoco fue bien recibida la idea de que el dólar se convierta en moneda oficial, una promesa de campaña de Milei que se diluyó hasta pasar al olvido. Para el 39% de los encuestados, si se llevara adelante la inflación seguiría siendo alta y la economía empeoraría. Solo el 17,7% consideró que sería efectiva.
¿Qué hay detrás de la reducción de la pobreza?
El INDEC reportó una disminución de la pobreza del 52,9% en el primer semestre de 2024 al 38,1% en el segundo semestre, y una baja de la indigencia del 18,1% al 8,2%. El gobierno celebró estos números como el inicio de “un proceso real de baja de la pobreza”, pero expertos cuestionan la metodología del organismo y argumentan que no refleja la realidad.
Particularmente, Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, aclara que “no vemos una recuperación real en la capacidad de consumo corriente de los hogares; todo lo contrario”. Por eso, “detrás de las mejoras en las estadísticas de pobreza no hay mucho para festejar“, advirtió.
Además, matizó el índice argumentando que “si comparamos el tercer trimestre entre ambos años estamos casi empatados (38,3% en 3T24 vs 38,6 en 3T23)”. Aunque “con un escenario macro distinto, la inflación y estabilidad macroeconómica son un valor agregado muy importante”.
Sin embargo, remarcó que “nada cambió significativamente si consideramos el nivel de empleo y el valor real de las remuneraciones y haberes”. “En promedio son muy similares a la situación del 3T de 2023“, agregó.
“Lo que se ve es una caída de la pobreza extrema y una caída de los nuevos pobres de la clase media, aunque mal medida porque no estás considerando los gastos fijos“, señaló, “la mejora se explica por la duplicación de AUH y tarjeta“, aunque también por la caída de demanda hacia el sector informal, “producto del menor consumo de los sectores medios“.
Salvia también subrayó que las jubilaciones aún no recuperaron la capacidad adquisitiva que vienen perdiendo desde noviembre de 2023, por lo que “es de esperar que los jubilados, en promedio, estén un poquito más pobres que lo que estaban en octubre del 23″.

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) también se plegó a los cuestionamientos a la metodología del INDEC y puso en duda que el Gobierno haya sacado a 10 millones de personas de la pobreza, señalando que la comparación interanual y semestral no respalda esa cifra.
“Las alzas y bajas bruscas de la tasa de incidencia de la pobreza despiertan las dudas en torno a la metodología de su medición. Como hemos sostenido en los debates sobre la metodología de cálculo del IPC, la súbita modificación de los precios relativos durante 2024 distorsiona el índice de inflación. Esta problemática es extensible a la estimación de la incidencia de la pobreza por ingresos”, señalaron.
Las principales críticas se centran en la comparación de semestres no equivalentes, la desactualización de la canasta básica (CBA y CBT), y la subestimación del impacto de los aumentos en servicios y transporte tras la reducción de subsidios.
Es que el INDEC comparó el segundo semestre de 2024 con el primer semestre del mismo año, en lugar de hacerlo con el segundo semestre de 2023 (41,7% de pobreza y 11,9% de indigencia), que sería la comparación metodológicamente correcta y que no representaría a 10 millones de personas, sino a aproximadamente 6.9 millones.
Entre tanto, la composición de la canasta del IPC y el peso real de servicios y transporte no se reflejan en las estadísticas de pobreza del INDEC tras la reducción de subsidios. En este punto, hay un desfasaje entre ambos indicadores que marcan distancia entre los números oficiales y la percepción de la población.
Además, el CEPA indicó que el Coeficiente de Engel (la relación entre gasto alimentario y gasto total) utilizado para calcular la canasta básica no refleja los cambios en los patrones de consumo debido a las bruscas modificaciones en los precios relativos.
“Prácticamente no hay diferencia [en el Coeficiente de Engel entre 2023 y 2024], pese a que algunos rubros (servicios y transporte) aumentaron muy por encima de otros (alimentos). Por ende, el coeficiente no está reflejando los cambios en la canasta de consumo”, indica el informe.
Esto lleva a una subestimación de la canasta básica, que no tiene en cuenta que actualmente la población gasta un mayor porcentaje de sus ingresos en servicios y, por lo tanto, a una menor medición de la pobreza.
Una baja que por otro lado es vulnerable a la inestabilidad del tipo de cambio y para la que la inflación sigue siendo un factor preocupante que erosiona el poder adquisitivo.