Sin ningún tipo de respeto o pudor, la Iglesia Católica Argentina se movilizó hoy en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su posible maternidad, haciendo gala de un discurso que no se condice con sus prácticas, con el intento de confundir a la opinión pública.
La misa del #8M llevó como título “Sí a las mujeres, sí a la vida” y contó con el oficio del titular del Episcopado, Monseñor Ojea, quien insistió con el moderno dogma de que “hay vida desde la concepción y que una persona distinta de su madre va desarrollándose en su seno”. De este modo, buscan humanizar al embrión, un cúmulo de celulas en vías de transformarse en un feto.
También se mostró ofendido porque quienes describen a este pensamiento como “antiderechos” y con las palabras del Presidente que tildó de “hipócritas” a quienes desean que los abortos sigan realizándose en condiciones de clandestinidad.
Tras condenar “la crueldad de los femicidios y todo tipo de violencia y discriminación ejercida contra las mujeres”, afirmó que “no es lícito eliminar ninguna vida humana como afirma nuestra Constitución Nacional”.
Además, en un acto de oportunismo inusitado expresaró que apoyan “la implementación de una educación sexual verdaderamente integral ,que fomente y capacite la decisión libre de concebir una vida humana”.
Cabe recordar que la Iglesia Católica sólo acepto el uso de preservativo tras la irrupción del SIDA y entendiendo que servía para evitar el contagio.
Más recientemente, luego de que el Senado de la Nación rechazara el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, los grupos autodenominados “pro-vida” e identificados con el catolocismo y diversas nomenclaturas evangélicas, lanzaron una campaña con título “con mis hijos no te metas”, en contra -justamente- de la Educación Sexual Integral.
La otra cara de la Iglesia Católica: represión sexual y política
Tan sólo un día antes, el ex arzobispo platense Héctor Aguer, que había amenazado con excomulgar a Alberto Fernández si intentaba legalizar el aborto no punible, se refirió a la última dictadura cívico-militar, a pocos días de que se cumpla un nuevo aniversario del golpe de estado de 1976.
Cabe recordar que Aguer es reconocido por su repudio a las relaciones sexuales prematrimoniales, el uso del preservativo, las relaciones homosexuales, la educación sexual integral (a la que tildó de dogma neomarxista) y por supuesto, también a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
Fue en una nota titulada “Relato y Mentira”, publicada en el sitio infocatolica.com, en el que no sólo insiste con la perorata reaccionaria de tildar de “neomarxista” a quien diverge del dogma católico, sino que le resta trascendencia a la magnitud del Terrorismo de Estado desplegado por la última dictadura cívica-militar, con una provocadora frase: “como si el horror de las ocho mil y pico de víctimas de la dictadura pudiera igualarse a los horrores máximos de la Shoah, o el genocidio armenio”.
Según el sacerdote pro-grieta, “Argentina padece las consecuencias de décadas de ‘Relato'”, y pone como caso paradigmático ” el mito de los treinta mil desaparecidos”. Es entonces que advierte que “el horror de las ocho mil y pico de víctimas de la dictadura” y por el supuesto número de víctimas, aduce que no es comparable con otros genocidios.