En las últimas semanas se generaron discusiones internas en el Gobierno nacional por la elaboración del nuevo esquema de exportaciones de carne vacuna que regirá a partir de esta semana y que marcará, en definitiva, un giro respecto a la política implementada por el macrismo.
Finalmente se impuso la idea de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, respaldada por el gobernador Axel Kicillof. El plan será presentado el martes y fue negociado únicamente con las autoridades del Consorcio ABC que nuclea a los grandes frigoríficos.
“Trabajamos en un acuerdo lejos de los flashes mediáticos“, dijo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, justificando el cierre de exportaciones de carne por 30 días, tal como estableció la resolución publicada el 20 de mayo pasado en el Boletín Oficial.
Lo cierto es que los ministros Matías Kulfas y Luis Basterra no lograron imponer su idea de mantener sin restricciones los envíos al exterior y sólo aumentar el volumen de carne a “precios accesibles“. Mucho menos Martín Guzmán, que se mantuvo al margen de las negociaciones.
Es que el plan de Español y Kicillof, aprobado por Alberto Fernández, contempla una reducción de entre un 35 y 50% en las exportaciones. Es decir, la Argentina pasaría a exportar entre 500.000 y 650.000 toneladas de carne por año que se administrarían mediante un sistema de cupos.
Esto es, básicamente, un esquema similar al que rigió en el periodo 2011/2015 cuando la Argentina exportaba apenas 200.000 toneladas de carne por año.
El sistema de cupos es rechazado de plano por los directivos de la Mesa de Enlace y el Consejo Agroindustrial que nuclea a la mayoría de las entidades del sector. Por eso, la Casa Rosada se limitó a negociar con el Consorcio ABC que conduce el histórico dirigente cárnico, Mario Ravettino.
El sistema de cupos puede favorece la concentración del sector cárnico. Algunos frigoríficos exportadores anticiparon que este esquema terminará “afectando a los trabajadores”. “Serán las primeras víctimas de estas pésimas medidas”, advirtió el analista Víctor Tonelli.
Un informe elaborado por la Fundación FADA indica que la cadena de la carne vacuna emplea actualmente a unas 400.000 personas en todo el país. De ese total, alrededor de 100.000 trabajadores están vinculados directamente al circuito de exportación.
El Gobierno apuesta a que con la reducción de las exportaciones se logre una baja sustancial en los precios internos de la carne y de esta manera aumente el consumo interno que ronda actualmente los 48 kilos por habitante por año (el más bajo de la última década).
Los especialistas explican que la irrupción de China cambió la dinámica del mercado mundial. En 2006 cuando Néstor Kirchner decidió cerrar las exportaciones los precios se desplomaron. Hoy eso quizás no ocurra ya que algunos de los cortes congelados enviados al gigante asiático no se consumen en la Argentina.