Mauricio Macri se fue a Miami a participar de un foro de la derecha más rancia de América Latina llamado Defensa de la Democracia en las Américas. Allí fustigó al presidente Alberto Fernández por su política sanitaria y se presentó como “una víctima de persecución política y judicial” por parte del gobierno.
Para Macri, el peronismo, llamado por él como “populismo”, “azota a mi país”, debilitando el sistema institucional, cercenando la libertad de expresión y atacando la independencia judicial.
En realidad fue en su presidencia que hubo una persecución a los militantes opositores, especialmente a la ex presidenta Cristina Kirchner, encarcelando a muchos, inventando causas, todas orquestadas con los medios hegemónicos y la Corporación Judicial y en reuniones privadas en Casa Rosada y la quinta de Olivos, como ya se comprobó judicialmente.
Macri niega la crisis de la pandemia que acecha al mundo y que en el país ya costó la vida de 65.000 argentinos. “No hay ninguna crisis sanitaria que justifique nos arrebaten nuestras libertades”, dice el ex presidente.
Luego insiste sobre una sobre una frase del año pasado sobre populismo y coronavirus al señalar que “el populismo conduciendo una crisis sanitaria es una doble combinación, es más peligroso. Esto es grave, porque queda más en evidencia la mentira y la ineptitud”.
Miente y afirma que el gobierno argentino:
“(nos) Han llevado a la cuarentena más larga del mundo, debilitando todo el tejido social, alterando toda la vida de los argentinos, generando problemas psicológicos y sanitarios que vamos a ir encontrando en los próximos años”.
Por ultimo agrega que no se consiguieron vacunas por “ineptitud” y que solo se inmunizó al 2% de la población.
En realidad, Argentina ya vacunó casi 9 millones de argentinos con la primera dosis.
Por último, para no intoxicar a nuestros lectores, dice que el populismo inocula el virus de la resignación a la pobreza, a no tener cloacas, a no tener agua potable y ahora ni siquiera a vacunarse.
En realidad, de los tres mil jardines de infantes que prometió en cuatro años no hizo ninguno, había 55.000 viviendas para terminar y las abandonó, cerraron escuelas en la provincia de Buenos Aires, no quisieron inaugurar 4 hospitales terminados, dejaron de entregar notebook a los chicos en las escuelas, bajaron sueldos, endeudaron al país en casi 100.000 millones de dólares y nos dejo una inflación superior al 50 por ciento. Sin mencionar el control sobre la justicia y la persecución a opositores.
“El discurso de Macri es el discurso del psicópata: niega y tergiversa lo que podemos percibir por nuestra propia experiencia, lo cual es enloquecedor. Pone a la víctima en el lugar del culpable de su propio sufrimiento, lo cual genera sobre la víctima el efecto de confundirla y deprimirla”, dice la psicoanalista Claudia Masin.
Luego agrega:
“No se responsabiliza por sus actos, sino que estos siempre responden a la acción de otros, de la cual es él la víctima inocente. Esto apunta a generar, otra vez, confusión y culpa en la verdadera víctima, y un profundo, demoledor sentimiento de impotencia.
Y por último, ejerce una violencia arrasadora con una sonrisa, con buenas maneras y palabras tranquilizadoras, lo cual adormece, hipnotiza y -nuevamente- confunde: “es por tu bien”, dice mientras lastima y destruye”.
Es verdad que muchos todavía le creen, porque el arte de la manipulación y la crueldad es la especialidad del psicópata. Quizás aquella frase de cuando era presidente a una familia mendocina lo muestra en toda su magnitud: “Tengo que estar tranquilo, no volverme loco porque si me vuelvo loco les puedo hacer daño a todos ustedes”.