En las últimas semanas, la estrategia de negociación de Argentina con el FMI se endureció notablemente con el pedido de una quita, argumentando que el dinero del préstamos stand by a Mauricio Macri se fugó del país.
El presidente Alberto Fernández busca que el organismo de crédito internacional emita un comunicado en el que reconozca lo que sus técnicos aceptan off the record, a saber, que bajo las actuales condiciones -las mismas que avaló el Fondo-, la deuda es impagable.
A nadie escapa por estos días que el sobreendeudamiento a corto plazo era el plan maestro de Mauricio Macri para condicionar a quien le ganara las elecciones. Además, fue una excusa para llevar adelante una series de ajustes que, en lo simbólico, tuvieron como expresión más clara la degradación de la mitad de los ministerios, como el de Salud y el de Trabajo, entre otros.
La toma de deuda se hizo en simultáneo con la eliminación de todo control de movimiento de divisas, hecho que permitió la monumental fuga que se produjo. El FMI lo sabía y su entonces directora Christine Lagarde, es responsable de esta situación, motivo por el que cual reemplazada por Georgieva, del mismo modo que recientemente también salió de funciones David Lipton.
No se trató de una mera “picardía” de la conducción del FMI, sino que esta situación está expresamente prohibida en el artículo VI de su estatuto, algo que Cristina Fernández de Kirchner señaló en La Habana y luego expresó tras la fallida desmentida del Fondo, algo que el “moderado” Alberto Fernández también ratificó.
Según informa El Destape, este viernes renunció el economista en jefe del Banco Mundial, Penelopi Goldberg, luego de que la entidad financiera mundial le negara la publicación un informe que demuestra cuando un país recibe ayuda financiera, los desembolsos coinciden depósitos del mismo origen en cuentas bancarias suizas.
La intención del gobierno de Alberto Fernández es que el FMI tome nota de la situación de insolvencia financiera de Argentina y reconozca su cuota de responsabilidad de la situación.
También que medie ante los acreedores privados para que comiencen formalmente las charlas para consensuar una reestructuración que deberá incluir un plazo de gracia (durante el que no se pagará), un recorte de los intereses (menor tasa) y por supuesto una importante quita del capital.
Una vez que el Fondo Monetario Internacional reconozca la situación real del país, Argentina comenzará una agresiva negociación con los privados. Martín Guzmán ya aviso en el Congreso de la Nación, que el país no estará en condiciones de pagar por los próximos cuatros años. Ese fue el primer “golpe” a las pretensiones de los acreedores.
Anteriormente, el gobierno había intentado llevar las cosas de la manera más calma posible. Pero la extorsión del fondo Fidelity a las y los bonaerenses y la negativa de acreedores extranjeros de reperfilar el bono dual significaron que el camino de la concordia no llevaba a ningún lado.
Por el contrario, sirvió para hacer tiempo, tomar información y reunir apoyos como el del Vaticano, España, Italia, Francia, Alemania y hasta Estados Unidos. También para proyectar cursos de acción y comenzar a inyectar recursos en el mercado interno.