No sólo el empresariado nacional promueve esta salida, sino que también en Wall Street le comunicaron el pedido al ministro de Economía, Nicolás Dujovne. También en el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CiCyp), los empresarios le insistieron a Vidal para que lance su candidatura presidencial, algo impensable hace un año atrás. Vidal piensa en un Plan V, pero entiende de sutilezas y elegancia, por lo que descartó su candidatura, aunque desde su equipo político analizan dar el salto a la Casa Rosada por temor de perder la reelección por el peso muerto de compartir boleta con Macri.
Por su parte, los radicales Federico Storani y Ricardo Alfonsín, también plantean que Macri se baje y permita unas PASO entre Vidal y Lavagna. De hecho, les gustaría que Martín Lousteau acompañe a Vidal como su candidato a vicepresidente. “El deterioro de la figura de Macri es muy fuerte y disminuyen sus chances de ser reelecto” manifesta Storani a quienes le preguntan.
Desde el entorno de Roberto Lavagna intentan a toda costa evitar una interna, pero saben que en algún momento deberán ceder o el economista en chancletas deberá bajar su candidatura para no hacer papelones. En los próximos días, Lavagna comenzará a ataca directamente a CFK para diferenciarse y asimilarse a la postura de Vidal, olvidándose eso que proclamaba hace unas semanas, de convocar al peronismo.
Es que Lavagna sabe que no tiene ni tendrá ninguna llegada al principal distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires. No sólo los intendentes no le atienden el teléfono sino que lo único que consiguió hasta ahora es sumar algunos duhaldistas jubilados de la política y la resaca del randazzismo, un puñado de dirigentes sin peso específico propio.
La senadora Cristina Fernández de Kirchner, por el contrario, mide arriba de 50 puntos en el conurbano bonaerense y tiene el aval del grueso de los intendentes del PJ e incluso algunos massistas. También la apoyan los gobernadores peronistas, aunque más de uno aún prefiere no pronunciarse públicamente.
Por otra parte, la relación de Lavagna con el peronismo federal es pésima, y tanto Urtubey como Massa le piden competir en internas, algo que el economista rechaza. A raíz de este destrato, Lavagna no cuenta con llegada alguna al peronismo, más allá de los huesitos que Duhalde o Randazzo le pueden tirar, y hasta ahora su marco de acuerdos llega hasta la desdibujada Margarita Stolbizer y el socialismo santafesino.
En cuanto a los radicales, quienes poseen peso propio y dominios territoriales ya decidieron seguir en Cambiemos. Aquí aparece Martín Lousteau como la “figurita” que todos quieren como compañero de fórmula en el rol de candidato a vicepresidente. Tanto Vidal como Lavagna lo ven con buenos ojos y Marcos Peña también cree que podría darle “aire” a Macri en una eventual contienda por la reelección.
Finalmente, Cristina permanece en silencio, viendo como se derrumba Macri al tiempo que crece en las encuestas, que algunas la dan como ganadora en ballotage por un amplio margen y otras adelantan un triunfo en primera vuelta.
Desde el Instituto Patria apuntan a consolidar los 40 puntos necesarios para que la senadora sea electa presidenta, ya que vaticinan que ningún otro candidato o candidata llegaría a los 30. Hoy tiene una intención de voto de entre 35 y 37 puntos a los que, de sumarsele lo que lograrían Daniel Scioli y Felipe Solá en las PASO del panperonismo, le darían el número necesario para triunfar en primera vuelta y ser electa presidenta de las y los argentinos.