Con cada día que pasa Mauricio Macri y María Eugenia Vidal saben que la tienen más difícil para lograr la reelección en la nación y en provincia de Buenos Aires. Desde ahí que se posicionan a la defensiva e intentan cerrarle el paso a la oposición y su unificación. Sin embargo, en su desesperación, Macri y Vidal cometieron un error al cerrar la posibilidad de utilizar ingenierías electorales como listas espejo y de adhesión.
Aturdidos por el avance y unidad de la oposición, creyeron cierta que la posibilidad de que el Frente Renovador apoyara el mismo candidato a gobernador que el PJ y Unidad Ciudadana, llevando un candidato propio para llegar a la Casa Rosada. Rápido de reflejos, el gobierno nacional cambió la reglamentación de las PASO para eliminar la posibilidad de ingenios electorales que le permitan a Massa “jugar con el peronismo” sin substanciar completamente la unidad a nivel nacional.
Concretamente, la regulación modificatoria del artículo 15 de la reglamentación electoral elimina la posibilidad de que “en el acta de conformación de las alianzas” puedan “establecerse acuerdos de adhesiones de boletas de diferentes categorías para las elecciones generales, con otras agrupaciones políticas no integrantes de la alianza”.
Este cambio de las reglas del juego no perjudica ni al peronismo en general ni a CFK en particular sino que más bien la beneficia a expensas del mismo Sergio Massa, quien era quien realmente impulsaba la idea de una lista espejo que le permitiera “reflejar” el candidato a gobernador del PJ. Esa misma idea había sido desechada de plano por Jorge Landau, histórico apoderado del PJ.
Cualquier persona con dos dedos de frente entiende que sería imposible que el candidato a gobernador del peronismo, sea Axel Kicillof o un intendente, participe un día de un acto para Cristina y al día siguiente de un acto para Massa. Más si se tiene en cuenta que el renovador, de jugar “por fuera” del peronismo, orientará su discurso a criticar a la expresidenta para robarle algunos votos.
El decretazo electoral de Macri no hace más que apurar a Sergio Massa en su necesidad imperante de acordar con Cristina. Los puentes entre ambos ya están tendidos y Massa espera para saber si CFK competirá en las PASO o no. La senadora probablemente competirá en internas con Daniel Scioli y Felipe Solá (Agustín Rossi ya avisó que se bajaría para apoyarla) y ahí también hay lugar para Massa.
Si Sergio Massa decide no ir a las PASO y acordar con Cristina para que el Frente Renovador participe de la alianza opositora y haya una sóla fórmula en provincia, entonces le querría encabezar la boleta de diputados nacionales, asegurarse la vicegobernación y algunos lugares en las listas nacionales y para legisladores provinciales.
Mientras CFK y Massa negocian silenciosamente, cada día la Alianza Cambiemos se deshilacha, con radicales que son dejados a la buena de dios en las elecciones provinciales y en medio de una inminente interna entre los fundamentalistas del libre mercado y aquellos que quieren un “control de precios” y no distinguen entre un esquema de congelamiento y un sistema de control indirecto por medio de precios de referencia.
Cristina sigue trabajando silenciosamente en la unidad, sumando a todos los actores políticos posibles en un gran frente opositor que logre derrotar a Macri y poner fin a su gobierno neoliberal.