En línea con los intereses estadounidenses, el Gobierno de Javier Milei paralizó el proyecto para la construcción del Radiotelescopio Argentino Chino en la provincia de San Juan. Desde la Universidad Nacional de la provincia habían alertado sobre la paralización de la inversión por “intereses políticos circunstanciales”.
Como ya hizo con otras inversiones de la República Popular China en el país, el Gobierno de Javier Milei paralizó el proyecto para la construcción del denominado Radiotelescopio Argentino Chino (CART) en territorio argentino.
La enorme antena dedicada a la observación espacial iba a ser instalada con fines científicos en la localidad de El Leoncito, San Juan, tras un acuerdo que incluía a la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y al CONICET, y que la administración libertaria decidió no renovar tras su vencimiento en junio de este año.
De hecho, Casa Rosada ya había decidido detener en la Aduana el ingreso de materiales enviados desde China para terminar la instalación del nuevo radar, lo que derivó en un comunicado de la UNSJ alertando por la situación y expresando su preocupación por la paralización del proyecto.
Aunque las autoridades de la casa de altos estudios aclararon que no recibieron un comunicado oficial dando por terminado el proyecto, lo cierto es que desde junio se encuentra paralizado y el gobierno no ha dado señales de buscar reactivarlo.
La decisión de Milei va en línea con su decisión de alinearse completamente a los intereses geopolíticos de Estados Unidos, que viene cuestionando la presencia de China en la región y que ya había planteado la supuesta posibilidad de un uso militar de la base espacial construida en Neuquén, que nunca fue comprobado.
¿En qué consiste el proyecto del Radiotelescopio Argentino Chino?
Según explicaron desde el Consejo Superior de la UNSJ, se trata de un acuerdo firmado en 2015, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, “con fines estrictamente científicos, producto de una labor fructífera de más de 30 años de cooperación internacional entre Argentina y China”.
Según explicaron, estaba “llevado adelante por el Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA) de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y la Academia de Ciencias Chinas (CAS)”, junto a The National Astronomical Observatories of China (NAOC) y el Gobierno de la Provincia de San Juan.
Puntualmente, es un radar con un reflector primario de 40 metros de diámetro y un reflector secundario de más de cuatro metros, cuya fabricación e instalación implicaba una inversión en torno a los 350 millones de dólares.
De acuerdo a las especificaciones técnicas explicadas por el órgano de difusión de la CART, “el radiotelescopio está formado por cuatro partes fundamentales: antena, sistema de posicionamiento, receptor y sistema de adquisición/procesamiento de datos”. La página oficial explica:
“El sistema de posicionamiento de la antena dirige la misma a la posición que se desea observar y el reflector o parábola principal de la antena recolecta la señal proveniente de esa zona. El receptor radioastronómico es el encargado de tomar la energía suministrada por la antena y de acondicionar la misma a niveles y frecuencias adecuadas para su registro. La adquisición y procesamiento de datos se realiza mediante un sistema de computación dedicado”.
🔵 𝐃𝐞𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐨𝐲𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐂𝐀𝐑𝐓 #UNSJ #SanJuan #CART #Argentina #China pic.twitter.com/6TkcINU7oG
— UNSJ Oficial (@UNSJ_Oficial) October 17, 2025
En cuanto a la UNSJ, en su más reciente comunicado al respecto advirtieron que el proyecto estaba paralizado por “injerencia de intereses extranjeros que condicionan los destinos de la ciencia y el desarrollo tecnológico” del país.
Desde junio, “aguardan retenidos los embarques en la Aduana del Puerto de Buenos Aires con piezas e instrumentos que China envió para continuar con la instalación de la antena del Radiotelescopio”. “Los intereses políticos circunstanciales no deben obstaculizar este proyecto“, remarcaron desde la institución.

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La cruzada de Estados Unidos contra las inversiones chinas
No es la primera vez que el alineamiento de Milei con Estados Unidos obstaculiza el desarrollo científico y la concreción de inversiones de China en el país. Además de paralizar la construcción de represas impulsadas por capitales chinos, el libertario también se plegó a la narrativa estadounidense para cuestionar la base en Neuquén.
El anterior embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, había dado a entender que el proyecto podría ser usado para fines militares. “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, había comentado.
“Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”, agregó.
Aunque el embajador no presentó ninguna prueba ni razón real para sospechar del uso militar de las instalaciones, la entonces Canciller, Diana Mondino, se plegó al discurso y comenzó a plantear dudas al respecto, una decisión que llevó al deterioro de las relaciones bilaterales con el gigante asiático.
Esto derivó en que el año pasado se realizara una inspección por parte de funcionarios nacionales, científicos y académicos en Neuquén para realizar un monitoreo sobre las actividades desarrolladas allí.
“Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar”, reconoció luego la entonces Canciller, quien recordó que “ya se ha hecho una inspección a la Estación Espacial China y a la Europea“, en referencia a la base de la Agencia Espacial Europea, en Malargüe.
“Fue el mismo equipo a ambas y en el transcurso de una semana, esos equipos no percibieron nada raro”, agregó, aunque el comentario más recordado de aquella intervención fue la insólita frase: “Son chinos, son todos iguales“.
Más recientemente, el nuevo embajador designado por Estados Unidos, Peter Lamelas, volvió a la carga con un discurso anti-China. Según él, el “desafío” para Casa Blanca es que “cada una de las provincias tiene su propia administración y cada uno de ellos puede hacer acuerdos con China“.
Es por eso que expresó su interés por vigilar que los gobernadores no hagan acuerdos con los chinos. Según él, estos acuerdos “pueden prestarse a la corrupción, a la corrupción por parte de los chinos”.